miércoles, 25 de marzo de 2020

El bicho que nos distanció para unirnos.


Me toca vivir las dos caras de la moneda en este proceso tan complicado de entender y sobrellevar.

Soy de los que, además de tomar fotos y ganar algo de lana con ello tiene un trabajo como cualquier otro, de oficina; además ese trabajo es operativo, veinticuatro por siete, con gente (muy valiosa) a cargo. Es decir, no tengo opción, hasta ahora, de quedarme en casa.

La otra cara son mi amada familia. Emiliano, Sebas y la esposa están acuartelados. Los chavos haciendo sus labores escolares en pijama, desayunando en la cama, escuchando música al hacer sus deberes. La esposa, como guerrera y disciplinada que es, trabajando puntualmente desde las 8:00 hasta que termina el día.

En este panorama, que seguramente no es privativo de mi familia y que varias más pueden estar viviendo, llegué a una conclusión: este paro nos obliga a vivir de otra manera y re ordenar las prioridades. Y me explico.

Las empresas no pueden pretender que las madres o padres que están en casa defendiendo con todas sus fuerzas sus fuentes de empleo sean los mismos. Habrá niños corriendo, preguntando cosas del colegio, teniendo hambre, peleando o riendo. Esa es la nueva realidad del Home Office. Hay que ser claros, la casa no es una oficina, es un escritorio, algunas veces improvisado, en la sala o en el comedor. El mundo no puede exigir tanto, todos estamos detenidos.

Los colegios estarán haciendo lo que puedan con lo que tienen para poder seguir con el ciclo escolar. Habrá instituciones que tengan los medios digitales para seguir, pero habrá muchas, la mayoría, que no podrá. No deberíamos exigirles a las escuelas resultados pronto. Tampoco podemos cargar con la angustia de tener hijos que tal vez no aprendan todo lo que normalmente podrían aprender. Si para los adultos es complicado entender, para ellos más. Hoy más que nunca, seamos cariñosos y tolerantes con ellos, hagamos de estos días algo divertido porque sí hay algo que aprenderán y será cómo enfrentamos esta pandemia. Abrácenlos que ya habrá momentos de ponernos al corriente con las matemáticas y con la historia.

Los que salimos enfrentamos una batalla contra un bicho que nunca veremos, solo sabemos que existe y que en cualquier momento se nos mete. Vivimos con miedo, pensando permanentemente si el botón del elevador o el tubo del metro tienen a ese enemigo minúsculo. Salimos a trabajar para conservar el sustento. Ténganos paciencia, estamos espantados y angustiados, sacamos valentía de donde no sabíamos que había.  


Para el final.

No creo que todo esto concluya pronto, pero concluirá. Pongamos la mente y la esperanza en ese momento y mientras hagamos que nuestra realidad sea lo más divertida posible o lo menos angustiante posible.

lunes, 5 de junio de 2017

Pensando en el 2018

Sin duda lo que sucedió en el Estado de México tiene varias aristas y moralejas.

El PRI necesitaba poco más de 1.9 millones de votos para ganar, presupuestando los votos de Morena y un elevado abstencionismo. Eso sucedió, como siempre. Ganó por poco, pero ganó el Estado y su muy valioso presupuesto, el más alto de la República Mexicana. ¿Pensábamos que no harían todo lo necesario y conocido para ganar? Error de nosotros por pensar eso.

Morena, apodo que recibe ahora Andrés Manuel López Obrador, hizo y usó lo todo lo que estuvo a su alcance, y no lo logró. Se quedó en la orilla de nuevo. Si, compitió, pero pasada la noche de la elección tendría que preguntase seriamente los pasos a seguir si quiere competir en el 2018. La figura de su líder no alcanzó para detener la aplanadora en un estado próximo a él. En el 2018 tendrá que convencer a todo el país y llegar a estados, los del norte sobre todo, muy lejanos en distancia e ideología.

Los partidos, salvo el minúsculo y arrastrado PT, decidieron no claudicar ante el ultimátum de López. Los amenazó con no ir juntos al 2018 si no se alineaban ahora. No lo hicieron y, casi estoy seguro, no lo harán más adelante. Hoy, me parece, Morena los necesita más que hace un mes.

Ciento sesenta mil votos aproximadamente le dan el triunfo al tercero de la dinastía Del Mazo. Increíble que esto suceda en una democracia. Ciento setenta mil personas decidieron anular su voto; prefirieron “protestar” así contra el sistema que confiar en Morena y darle el triunfo. Ni a esos pudo convencer en anti sistémico Morena.

Los que decidieron no votar también decidieron permanecer en el statu quo de la manera menos indicada. Si les gusta el régimen sales y votas por el PRI, quitando de enfrente a López y sus peculiares formas de protestar; si no están de acuerdo con el régimen, sales, votas y legitimas el triunfo de Morena. No hicieron ni una ni otra.

El 2018 nos va a presentar a un PRI fortalecido, a pesar de todo lo sucedido en este gobierno. A Morena con la derrota del Estado de México y con el desgaste de las impugnaciones. Será interesante ver cómo la juega Andrés Manuel. Un PAN que sigue con el enemigo en casa, y tal vez como dirigente, más dividido que nunca. Un PRD que peleará por tener un buen candidato entre Miguel Angel Mancera y, porque no pensarlo, Juan Zepeda.

La balanza de la democracia se rige por los electores, esos que, con tarjetas, tinacos, efectivo o por voluntad cívica salen y ejercen su derecho. El enemigo no tiene nombre propio ni es un partido político, es el abstencionismo. Hay que dejarlo claro y pensar en el 2018.

Rabia.

Para el final: ¿para cuando las segundas vueltas?

lunes, 7 de diciembre de 2015

Darío, el racista.


Este par de juegos de semifinales entre el Club América y el Club Universidad Nacional han generado algunas reflexiones en el que escribe.

1.       El primero, y que da título a esta entrega, es el acto de supuesto racismo por parte del capitán de los Pumas. Es importante subrayar la palabra “supuesto” porque, hasta el momento en el que esto se escribe, no hay un solo elemento fiel que confirme que la acusación hacia Darío sea inobjetable.

Tenemos la declaración del portero del equipo vencido. Tenemos, evidentemente, el testimonio del agredido. Nada más. No he escuchado a ningún otro jugador confirmar el hecho. Vaya, ni de los árbitros.

Darío ha jugado en los Pumas desde el 2003. Es un jugador emblemático para la afición. Ganador de cuatro campeonatos de liga, un campeón de campeones y del trofeo Santiago Bernabéu. Fue subcampeón de la Copa Sudamericana en el 2005.

En el 2010 fue condecorado por la Presidencia su país de origen y en el 2011 fue reconocido como el mejor defensa de la liga por parte de la Femexfut.

En doce años en México ha sido expulsado 11 veces. Quienes lo hemos visto jugar podemos decir que no es un jugador particularmente violento o agresivo. Su posición en el campo, quienes hemos jugado aunque sea una cáscara en la calle, sabemos que obliga a ser duro.

Ese es, a grandes rasgos, el capitán Verón.

2.       Ahora tendría que hablar de la campaña del odio. Esa mal entendida campaña del “ódiame más”. No sé quién fue el “genio” de la misma, pero el aficionado al Club América la adopto como si fuera un mérito ser odiado por los demás. Habrá sus honrosas excepciones, seguro, pero la generalidad se puso ese saco y ha hecho de él un estilo de aficionado.

Sucedió lo que regularmente sucede cuando antepones el odio a cualquier actividad o a cualquier grupo social, en este caso un grupo de aficionados: se generó odio.

Si a eso le sumamos las campañas mediáticas que atribuyen al futbol (una actividad lúdica y deportiva profesional) condiciones de orgullo, de amor, de pasión, tienes el caldo de cultivo para ver las ridiculeces que hoy vemos y leemos, en los estadios y en las redes sociales.

El orgullo no se disputa en un juego de futbol. Uno se siente orgulloso de algo por los atributos, no por las circunstancias. Te puedes sentir orgulloso de tu equipo por tener un campeonato o 13 o 100, y ninguna derrota tendría que quebrantar ese orgullo. Pero los medios la venden y algunos cerebros la compran.

3.      Naco, porro, vándalo, indio, todos esos adjetivos son discriminatorios y algunos de ellos racistas. Me pregunto si todos aquellos que se están desgarrando las vestiduras por la supuesta agresión racista de Darío pueden ir por la vida con la autoridad moral de señalar a los demás. Lo dudo aunque lo deseo.

No hace diferencia que Verón sea capitán de un equipo y los demás sean ciudadanos sin representatividad. Ser racista y discriminar está mal. Punto.

 

¿Suenan a defensa estas líneas? Lo son. Este país ya se acostumbró a los linchamientos mediáticos basados en supuestos. La declaración de una o dos persona hoy tienen más validez que las mismas pruebas o ausencia de ellas.

Este país se ha acostumbrado a culpabilizar sin demostrar el delito. Quedó atrás aquella base legal que indica que todos, sí, todos, somos inocentes hasta que se nos demuestre lo contrario.

Darío Anastasio Verón Maldonado no tiene cabida en el Club Universidad Nacional si se comprueba que cometió actos de racismo. Es inobjetable su salida. Pero si no se le comprueba, no tiene por qué lidiar con linchamientos mediáticos ni sociales. Ni él, ni nadie.

 

Para el final:

Lo he dicho muchas veces y no sobra decirlo de nuevo: la UNAM es mucho más que un equipo de futbol que, dicho sea de paso, pocas ligas tiene con la máxima casa de estudios del país. Señor Rector Enrique Graue Wiechers, préstele atención a los verdaderos retos que nuestra querida Universidad conlleva.

 

Rabia.

jueves, 29 de enero de 2015

Atrapados.

No señor presidente, no estamos “atrapados” en el caso Ayotzinapa. 

¡Imagínese si permaneciéramos en el terror de esos hechos! 

Cuando uno se entera cómo sucedieron los acontecimientos del 26 de septiembre se le hace chico el corazón solo de imaginar el infierno, el miedo de los estudiantes. Imagine usted haber estado en la parte baja de la camioneta de redilas siendo aplastado por otros compañeros y perdiendo la vida poco a poco, intentando jalar aire para no morir y darse cuenta que será imposible permanecer vivo. Imagine usted llegar a un lugar como un basurero, en Cocula, viendo o escuchando como bajan los cuerpos ya sin vida de sus compañeros. Imagine usted los pensamientos de un muchacho al ver como colocan a vivos y muertos en el piso para ser ejecutados. Imagine usted en medio de la nada, sin luz, la escena de las ejecuciones. Imagine usted haber sido el último ejecutado después de haber oído como, uno a uno de los compañeros, moría.
Ahora bien señor presidente le pido que imagine usted que nosotros nos quedáramos “atrapados” en esos pensamientos. No señor presidente, no se puede vivir así, aterrados sabiendo que la maldad de la gente llega a estos extremos. Sabiendo que no hay quien pueda contra ellos. Sabiendo que el día que se requiera habrá gente dispuesta a matar, quemar y desaparecernos.
Como ciudadano, como uno más de los que votó por usted, le pido no me pida estupideces. Nosotros tenemos que salir a trabajar y velar por el cuidado de los nuestros, no podemos quedar de ninguna manera atrapados.
Valdría la pena que le pida a los responsables, quienes quiera que sean, hagan todo para evitar que esto vuelva a suceder. Sé que esto será imposible mientras no se entiendan los fenómenos sociales en estados como Guerrero, pero esa es su chamba, no pedirme que no me quede atrapado.

No señor presidente, no permaneceré atrapado, pero tampoco permaneceré indiferente y, evidentemente, no olvidaré. 

Para el final.

El terrorismo es el uso sistemático del terror para coaccionar a sociedades o gobiernos.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Yo los maté.


“La salvación de este mundo se encuentra en ninguna otra parte que en el corazón del hombre, en el poder humano para reflexionar, con humildad humana y la responsabilidad humana.”
Vaclav Havels

Cada día surgen nuevos culpables de la tragedia nacional, y sin embargo siguen siendo los mismos de toda la vida. Harto de esto me veo obligado a aclarar que yo soy el responsable. Yo los maté.

Yo los maté porque sigo consumiendo productos de un negocio ilegal y cuyo mecanismo de gestión es la violencia.

Yo los maté porque prefiero meterme algún tipo de droga ilícita haciendo que un negocio tan próspero como el narcotráfico siga creciendo.

Yo los maté porque en lugar de aceptar mis faltas, le ofrezco una mordida a la autoridad para no pagar conforme a la ley incrementando el máximo cáncer de esta sociedad: la corrupción.

Yo los maté porque no denuncio al que abusa, al que comete crímenes, porque a pesar de saber que en la tienda de la esquina se venden drogas, prefiero hacerme pendejo e ir por la vida sin meterme en problemas.

Yo los maté porque sigo creyendo que la violencia se resuelve con violencia. Porque veo las imágenes de los manifestantes externando su odio a un sistema, cualquiera que sea éste, y justifico el tan dañino “ojo por ojo”.

Yo los maté porque consumo violencia, porque he permitido que la violencia sea un espectáculo.

Yo los maté porque he dejado, durante décadas, el control de lo que sucede en el país a políticos que, por definición, solo buscan el poder por el poder mismo. Y porque siempre será más sencillo tener a alguien que haga mi chamba.

Yo los maté porque sigo convencido que cada sociedad tiene los gobernantes que merece, ¡y me conformo con eso cuando yo soy esa sociedad!

Yo los maté porque sigo creyendo en los políticos, ganadores y derrotados, populares y populistas, pendejos y más pendejos.

Yo los maté porque sigo creyendo que votar no sirve para nada y que todo está arreglado por una fuerza superior y oculta que rige la vida de todo un país.

Yo los maté porque sigo creyendo que los problemas de mi país no son mis problemas sino de alguien más.

Yo los maté porque dejo que mi opinión se moldee por periodistas manipuladores. Porqué creo que López Doriga es un mentiroso y Carmen Aristegui es honesta, sin entender que ambos tienen un mismo fin, su atractivo sueldo.

Yo los maté porque escucho esa cantaleta de la descomposición del tejido social y espero que ese concepto lo genere y lo coordine el gobierno, sin darme cuenta que yo y los míos somos un hilo de ese tejido.

Yo los maté porque sigo creyendo que mi país soy solamente yo sin darme cuenta que hay 50 millones de pobres que se venden como productores de marihuana o asesinos por unos cuantos pesos.

Yo los maté porque no los protegí, porque no protejo a los demás, porque solo me protejo a mí.

Yo los maté y los seguiré matando porque me sigue valiendo madre lo que pasa en mi país y solo me quejo de los otros, cuando yo soy el problema, y la solución también.

-Rabia

Para el final:

Todos tenemos un pequeño microcosmos integrado por esposas, esposos, hijos, hermanos, padres, etc. Si comenzamos por ahí, este México, tuyo y mío, cambiará.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Santaclausología



No sé ustedes, pero yo, muy licenciado, maestro, fotógrafo y no se cuanta fregadera, necesité y necesito una clase de Santaclausología. Jamás pensé que se necesitara algo así hasta que un día llego la pregunta que me dejó helado: “¿Papá, el Santa Claus de la plaza es el real?” A verdad!
Miren que si me hubiera preguntado cómo llego al mundo hubiera sido más sencillo contestar: “Mira hijo, hay una serie de aves en París que no tiene otra cosa mejor que hacer que jugar bromas muy pesadas dejando niños en las puertas de las casas..” Sencillo, ¿no?
Pero, ¿cómo carajos contesto si el gordito de la plaza es el auténtico Santa? Obvio, siendo un tipo creativo, saque una respuesta de la manga que, evidentemente, no creyó mi hijo, el Mijo, como le llamo. Y no la creyó por la carencia de seguridad que mostré.
Me puse a pensar en quién es el tipo de la plaza. ¿Es Santa? ¿Es un enviado de Santa? ¿Es un impostor que lucra con los papás de los niños? ¿Quién es el tipo de la plaza? Y claro, no iré a preguntarle enfrente de los niños, me van a catalogar, lo menos, de imbécil.
Tuve que poner un piso, es decir, un punto de partida y ese fue lo obvio, lo que todos sabemos: Santa existe.
Luego entonces, si existe, ¿puede estar en todas las plazas del mundo?. Pues claro que puede, porque está, o que, ¿alguno de ustedes ha visto dos Santas juntos? Yo no.
Otra complicación, los parecidos, las voces, las características y, en algunos casos, las respuestas que dan. Hay unos más llenitos que otros. Incluso hay algunos que hasta parece que su barriga es como de borra. Otros no, tienen un abdomen bastante real. Hay los caucásicos, los trigueños, morenos y si me apuran hasta hay algunos que hasta se parecen a mi vecino. Todo esto hace que las confusiones surjan en mi para poder dar una respuesta precisa.
Así han pasado días enteros, volviéndome loco por saber quién es el personaje de la plaza y justo cuando estaba por ingresar a un hospital psiquiátrico, surgió la respuesta que le dio claridad a todo.
“Papá ya tengo la respuesta!!! Santa Claus son todos ellos y se convierten en uno cuando va a dejar los regalos!!!”
No pude más que reír y agradecer a Dios por los niños y su infinita sabiduría. Una vez más queda claro que al pasar los años los adultos nos hacemos más tontos.

El tipo de la Plaza si es Santa Claus.

Para el final.
Jesús llego con y para los pobres. No lo olvidemos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Uno y uno.

“Los vecinos del pedregal respetamos el 1 y 1” dice un letrero en un crucero de la zona haciendo, o tratando de hacer, conciencia del orden vehicular.

No tengo idea como voy a transmitir mis ideas, estas si, llenas de rabia. Y es que lo que veo no me gusta nada.

En estos días informa Felipe lo que ha hecho en 5 años. No dudo que los logros sean considerables pero, ¿que caso tiene seguir este ejercicio de rendición de cuentas de una sola persona? Claro, el Presidente de la República debe, por ley, hacerlo. Cómodo para millones que, en el mejor de los casos, escucharemos resúmenes y críticas del informe. Todos (no se cuantos en realidad) tendremos una opinión y una “posición” acerca de esto. Pero, preguntémonos o planteemos un esquema interesante: que la ley o la religión o alguna autoridad nos obligue a todos los que pertenecemos a una familia, a dar un informe del día, honesto, sin ganas de engañar. Sería interesante llegar a mi casa y decirle a mi congresito de la unión:

“hijos, esposa. Hoy, al salir de casa, molesto por el tránsito y por no haber podido dormir más, le menté la madre a 4 pendejos que no me dejaron pasar. Así mismo, y con el derecho que me concedieron esos 4 imbéciles, le cerré el paso a otros 4. Obvio, recibí mentadas de madre que, al final se me resbalaron o las reservé para regresárselas a los siguientes 4 asnos.
Al llegar al trabajo intenté hacer lo menos posible ya que no me parece justo que con mi trabajo se enriquezcan solo unos cuantos, y no solo, se paren el cuello. No es justo, así que mejor administro el esfuerzo y “hago como que trabajo y ellos como que me pagan”.
Por la tarde fui a la Maestría y como no pude hacer la tarea, pues acudí a la Wikipedia, total, el profesor a esos niveles no le importa la información que uno pueda obtener.”

Patética la cara de los hijos y esposa al escuchar esas palabras, sobre todo si la esposa e hijos rinden un informe similar. Y lo peor es que creo que todos de alguna manera diríamos algo así.

El tipo que balea un autobús escolar con chavos dentro, los tipos que llegan con tambos de gasolina a un casino en Monterrey, el que lanza una granada, el que se pasa un alto y el que entrega tareas de la wikipedia, todos, constantemente están demostrando que somos superiores a la ley, a las normas más elementales del respeto. ¿Por qué? Porque pensamos que el Presidente de la República es el único responsable de rendir cuentas, porque no somos capaces de rendirnos cuentas, porque nos da pánico hacerlo y darnos cuenta del daño que hacemos al seguir con esta autonomía estúpida. Claro, eso en el caso que tengamos cierta conciencia de nuestros actos. Podría apostar que hay quienes ni siquiera se preguntan qué hacen mal e incluso piensan que es correcto, total “así somos los mexicanos, el que no tranza no avanza y, además, si se apendeja, me lo chingo”.

Lo preocupante es que no se ve un cambio de inercia. Felipe se irá el siguiente año, agradeciendo que se hayan terminado estos seis años de locura y dejará la Presidencia a otro que tendrá que lidiar con varios millones de mexicanos que actúan igual o peor a mi, y no podrá hacer nada porque somos incapaces de respetar el “uno y uno”.

Por ahí dicen los que saben que el Presidente, teniendo mayoría en el Congreso, podrá gobernar. Yo, que no se todo lo que saben ellos digo que no importa si hay mayorías en el congreso o no, si la mayoría de mexicanos hacemos lo que nos toca hacer poco nos importará lo que diga el Presidente cada año.

Rabia

Para el final:


Viva México!!!!!