viernes, 23 de diciembre de 2011

Santaclausología



No sé ustedes, pero yo, muy licenciado, maestro, fotógrafo y no se cuanta fregadera, necesité y necesito una clase de Santaclausología. Jamás pensé que se necesitara algo así hasta que un día llego la pregunta que me dejó helado: “¿Papá, el Santa Claus de la plaza es el real?” A verdad!
Miren que si me hubiera preguntado cómo llego al mundo hubiera sido más sencillo contestar: “Mira hijo, hay una serie de aves en París que no tiene otra cosa mejor que hacer que jugar bromas muy pesadas dejando niños en las puertas de las casas..” Sencillo, ¿no?
Pero, ¿cómo carajos contesto si el gordito de la plaza es el auténtico Santa? Obvio, siendo un tipo creativo, saque una respuesta de la manga que, evidentemente, no creyó mi hijo, el Mijo, como le llamo. Y no la creyó por la carencia de seguridad que mostré.
Me puse a pensar en quién es el tipo de la plaza. ¿Es Santa? ¿Es un enviado de Santa? ¿Es un impostor que lucra con los papás de los niños? ¿Quién es el tipo de la plaza? Y claro, no iré a preguntarle enfrente de los niños, me van a catalogar, lo menos, de imbécil.
Tuve que poner un piso, es decir, un punto de partida y ese fue lo obvio, lo que todos sabemos: Santa existe.
Luego entonces, si existe, ¿puede estar en todas las plazas del mundo?. Pues claro que puede, porque está, o que, ¿alguno de ustedes ha visto dos Santas juntos? Yo no.
Otra complicación, los parecidos, las voces, las características y, en algunos casos, las respuestas que dan. Hay unos más llenitos que otros. Incluso hay algunos que hasta parece que su barriga es como de borra. Otros no, tienen un abdomen bastante real. Hay los caucásicos, los trigueños, morenos y si me apuran hasta hay algunos que hasta se parecen a mi vecino. Todo esto hace que las confusiones surjan en mi para poder dar una respuesta precisa.
Así han pasado días enteros, volviéndome loco por saber quién es el personaje de la plaza y justo cuando estaba por ingresar a un hospital psiquiátrico, surgió la respuesta que le dio claridad a todo.
“Papá ya tengo la respuesta!!! Santa Claus son todos ellos y se convierten en uno cuando va a dejar los regalos!!!”
No pude más que reír y agradecer a Dios por los niños y su infinita sabiduría. Una vez más queda claro que al pasar los años los adultos nos hacemos más tontos.

El tipo de la Plaza si es Santa Claus.

Para el final.
Jesús llego con y para los pobres. No lo olvidemos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Uno y uno.

“Los vecinos del pedregal respetamos el 1 y 1” dice un letrero en un crucero de la zona haciendo, o tratando de hacer, conciencia del orden vehicular.

No tengo idea como voy a transmitir mis ideas, estas si, llenas de rabia. Y es que lo que veo no me gusta nada.

En estos días informa Felipe lo que ha hecho en 5 años. No dudo que los logros sean considerables pero, ¿que caso tiene seguir este ejercicio de rendición de cuentas de una sola persona? Claro, el Presidente de la República debe, por ley, hacerlo. Cómodo para millones que, en el mejor de los casos, escucharemos resúmenes y críticas del informe. Todos (no se cuantos en realidad) tendremos una opinión y una “posición” acerca de esto. Pero, preguntémonos o planteemos un esquema interesante: que la ley o la religión o alguna autoridad nos obligue a todos los que pertenecemos a una familia, a dar un informe del día, honesto, sin ganas de engañar. Sería interesante llegar a mi casa y decirle a mi congresito de la unión:

“hijos, esposa. Hoy, al salir de casa, molesto por el tránsito y por no haber podido dormir más, le menté la madre a 4 pendejos que no me dejaron pasar. Así mismo, y con el derecho que me concedieron esos 4 imbéciles, le cerré el paso a otros 4. Obvio, recibí mentadas de madre que, al final se me resbalaron o las reservé para regresárselas a los siguientes 4 asnos.
Al llegar al trabajo intenté hacer lo menos posible ya que no me parece justo que con mi trabajo se enriquezcan solo unos cuantos, y no solo, se paren el cuello. No es justo, así que mejor administro el esfuerzo y “hago como que trabajo y ellos como que me pagan”.
Por la tarde fui a la Maestría y como no pude hacer la tarea, pues acudí a la Wikipedia, total, el profesor a esos niveles no le importa la información que uno pueda obtener.”

Patética la cara de los hijos y esposa al escuchar esas palabras, sobre todo si la esposa e hijos rinden un informe similar. Y lo peor es que creo que todos de alguna manera diríamos algo así.

El tipo que balea un autobús escolar con chavos dentro, los tipos que llegan con tambos de gasolina a un casino en Monterrey, el que lanza una granada, el que se pasa un alto y el que entrega tareas de la wikipedia, todos, constantemente están demostrando que somos superiores a la ley, a las normas más elementales del respeto. ¿Por qué? Porque pensamos que el Presidente de la República es el único responsable de rendir cuentas, porque no somos capaces de rendirnos cuentas, porque nos da pánico hacerlo y darnos cuenta del daño que hacemos al seguir con esta autonomía estúpida. Claro, eso en el caso que tengamos cierta conciencia de nuestros actos. Podría apostar que hay quienes ni siquiera se preguntan qué hacen mal e incluso piensan que es correcto, total “así somos los mexicanos, el que no tranza no avanza y, además, si se apendeja, me lo chingo”.

Lo preocupante es que no se ve un cambio de inercia. Felipe se irá el siguiente año, agradeciendo que se hayan terminado estos seis años de locura y dejará la Presidencia a otro que tendrá que lidiar con varios millones de mexicanos que actúan igual o peor a mi, y no podrá hacer nada porque somos incapaces de respetar el “uno y uno”.

Por ahí dicen los que saben que el Presidente, teniendo mayoría en el Congreso, podrá gobernar. Yo, que no se todo lo que saben ellos digo que no importa si hay mayorías en el congreso o no, si la mayoría de mexicanos hacemos lo que nos toca hacer poco nos importará lo que diga el Presidente cada año.

Rabia

Para el final:


Viva México!!!!!

viernes, 15 de julio de 2011

Viernes, ¿gracias a dios es viernes?

Todas las semanas oigo decir “gracias a dios es viernes”. No hay uno que no diga o escriba algo así, incluso en Twitter es el mejor día para recomendar que se siga a alguien. Mágico el viernes pareciera, diría Yoda.

Pues yo digo que el viernes no es para dar gracias a dios, vaya, si, pero no más que otros días. El lunes, el martes, miércoles, jueves y sábado tienen su encanto también. El domingo,¿existe el domingo? No, ese día no es día, son tan solo unas horas, las primeras, después de las tres de la tarde se transforma en lunes y comienza una crisis aún no descubierta por los científicos alrededor del mundo. Si alguien sabe que sucede en esas horas posteriores, favor de comunicármelo, así mismo la solución para superar semejante crisis.

Pero volvamos al viernes. En el lugar donde trabajo desde hace casi 9 años, vamos a trabajar de manera “casual”. Si, ya saben, pantalones “casuales” con calzado “casual” y camisa “casual”. El único problema es que, casualmente, es un problema profundo vestirse de manera “casual”. Por lo menos eso me pasa. No es lo mismo de lunes a jueves en los que casi dormido tomas una camisa, la que sea, con un traje, el que sea y una corbata, la que sea. No importa, es el uniforme mundial, y si uno convive con daltónicos, como algunos de mis compañeros de trabajo, no importa si el traje fue rojo, la camisa verde y la corbata púrpura. No, al contrario, la gente podría hablar de lo audaz que eres al vestir y no de las estupideces que haces durante la jornada laboral.

“Viernes, gracias a dios es viernes, hoy me pondré…” y comenzamos con el rollo. Qué pantalón que me quede, que este limpio y que convine con una camisa que me quede y que esté limpia… y las convinaciones infinitas se reducen al mismo pantalón y camisa que vienes usando cada tercer viernes. Podría jurar que la gente dice: “hoy es el tercer viernes del mes, ya sé como viene Enrique vestido hoy…” y lo peor es que esas mismas personas tienen el descaro de decirte: “que bien te ves hoy…” HIPÓCRITAS!

Pasado el trago amargo de descuartizar el vestidor buscando desesperadamente un milagro cromático para vestir casual, te diriges a tus labores diarias. Es día corto, medio día y piensas, “ah! Gracias a dios es viernes, o como dicen los más sofisticados “Oh! TGIF, salgo a las 14.30, que maravilla…” y dicho lo anterior comienzan las pesadillas laborales. Claro, tienes menos horas para dejar listo los pendientes del siguiente lunes.Y no solo los propios sino los de aquellos que solicitan tu apoyo para lograr lo mismo. Llamadas, correos, regaños, gritos, juntas… todo en menos horas. Trabajas a una intensidad descomunal, subes, bajas, gritas, te gritan, redactas, te redactan y cuando te das cuentas el viernes laboral termina y dices: “gracias a dios es viernes, ahora si, a comer y a disfrutar el fin de semana”.Ves la hora y sueltas una lágrima al ver que son las 16.00 y tienes que pasar por esos prestamos divinos llamados hijos. Si, hijos, y de su madre todos y cada uno de ellos.

Ahí vas, con un antojo de todo lo que pudiera ser comestible.

“Hola papá!!!!!!”. Tremenda recompensa que dios y el viernes te dan al escuchar esas palabras provenientes de semejantes criaturitas. “¿Vamos al parque?”. Hay dos respuestas: si o no. Cada una tiene sus consecuencias. Comencemos por la sencilla. “No mijo, estoy muy cansado, mejor vamos a casa a ver una película…” Acto seguido un interminable llanto con gritos, pataletas y cuanta mentada de madre se le ocurre a la criatura de dios.

Si. Peor. Ahí vas con tu ropa casual al parque y lo único que haces es perseguir a un par de prófugos que huyen de la autoridad como si en ello se les fuese la vida. Fulano ven acá! Perengano no! Fulano te dije que no fueras a…! Perengano espérate!.... tu y tu ropa casual no sirven para nada. Son ellos y siempre serán ellos los que decidan cuando regresar al yugo de la autoridad. Llega un momento en el que piensas, “dios, si el destino es que los lleves a tu lado, ¿quien soy yo para evitarlo?”

Llegas a casa. Si tienes suerte se quedan dormidos. Si estas medio maldito, llegan despiertos y con ganas de ver una película y cenar. Si estas jodido, te toca jugar con ellos en el jardín y pagarles para que cenen.

Escuchas llegar un carro y el corazón te palpita como cuando esperas la llegada un una bendición. Si, es la esposa que llega a ayudarte. Abre la puerta, entra y en su rostro se ve la mirada de una hermosa mujer sumamente cansada y hasta la madre por tener un viernes similar al narrado, pero con mas horas. En ella depositabas la esperanza de poder descansar de esos tipos. Para esa hora ya no son hijos, son tipos. Que le dices, "¿me ayudas?", te mata!

Das de cenar a los tipos y los duermes. Por fin, piensas, una peliculita con la esposa con una cenita y con suerte una copita de vino. Preparan la cena, destapan una botellita, pones la televisión y en ese preciso instante la esposa cae cual tapa de escusado. El cansancio la vence y te quedas tu, con tu ropa casual de siempre, con los tipos dormidos, la esposa dormida, la cena y la copa de vino, viendo un fragmento de cualquier película, misma que verás unos minutos por estar cual trapo de taller y dices: gracias a dios es viernes.


Rabia.


Para el final:


Lucero (o Lucerito), cuando se te ocurra cantar otra estupidez como: viernes, gracias a dios es viernes... recuerda esto que te cuento.

viernes, 1 de julio de 2011

Cuando un amigo se va...

Hace días escuche esa canción de Alberto Cortéz que se llama “Cuando un amigo se va”. Si la han escuchado coincidirán que es inmisericorde para aquellos que tenemos por lo menos la noción de amigo. Inmisericorde, si, pero no deja de lado nada.
 
Ayer se fue un amigo, Emilio. Mi papá estaba al lado mío, firme, estoico, como papá pues, y me decía: cuando yo me vaya nada de llanto ni dramas. Me despiden tranquilos, contentos y rápido me entierran. Que huevos, pensé. Papá, te voy a extrañar mucho, me va a doler, le dije, y su respuesta fue aun más categórica: hijo, tendrás que estar contento, estaré en un mejor lugar.
 
De fondo sé que tiene razón, pero de fondo también sé que uno se acostumbra a saber que ahí están los que uno quiere. Es muy difícil, dicen, acostumbrarse a los que no están.
 
Pensar en Emilio es pensar en muchas circunstancias de la vida, mi vida. Es pensar, inequívocamente, en Marisa, la maravillosa esposa de mi papá, Susana su hermana, sus hermanos y en las familias que complementaron mi círculo de parientes. Es pensar en un tipo que ama a su esposa como su gran compañera de viaje; es pensar en ese padre de dos geniales hijos; es pensar en su risa estruendosa, en sus críticas a los pecadores jugadores de dominó llamados por él fariseos; es pensar en él en mi oficina platicando de seguros para el retiro, en fin, es pensar en un hombre completo y en un amigo que ya no veremos por estos rumbos.
 
No se si llore cuando mi papá se vaya, seguro que si, hombre!, pocas veces le hice caso, no creo que ese día lo vaya a hacer. El caso es que hoy sí lloro a ese amigo que se fue después de pelear como un guerrero.
 
Para entender como fue Emilio bastó ver a su hijo mayor siendo un pilar para su madre.
 
Descansa Emilio Miñón, lo mereces, ya estas en un mejor lugar.
 
Rabia
 
Para el final:
“Cuando un amigo se va queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río…”

miércoles, 18 de mayo de 2011

Como llegue a esto?

Estoy sentado viendo mi pie derecho y preguntandome como es que llegue a esto. Todos los pensamientos llegan a la misma respuesta: el fútbol y mis amigos. Si, ellos tienen la culpa, yo no. Esta bien, yo tengo la culpa.

Después de dos años de la ruptura del ligamento cruzado anterior, me fracturo el quinto metatarso del pie y me he encontrado con diversas opiniones, criticas la mayoría de ellas. Pero, ¿quien puede criticar algo que no conoce? o mejor dicho, ¿cómo se puede criticar una pasión?. Se necesita entender la emoción que se siente ponerse el uniforme de un equipo, de un grupo de amigos; se necesita salvar un gol o sufrir cuando se lo anotan a uno; se necesita dar un pase para gol o tener la fortuna de anotar uno; se necesita entender lo que es el fútbol, en el hipotético caso que se pueda entender.

Y es que desde chavo uno esta expuesto a ese fenómeno llamado fútbol. Pareciera que ese deporte mueve al mundo (y las bodas, como dice la esposa). Todos hablan de él, todos saben de él, todos lo "entienden" y casi todos los practican. Una pelota (o un frutsi relleno de papel) es suficiente para congregar a grandes futbolistas y jugar la cáscara. Así las cosas es que me pregunto y les pregunto, ¿como carajos me (nos) critican?

Llegar a las 7.30 de la mañana a la Villa Olimpica, o cualquiera que sea el nombre del lugar donde se practique semejante deporte, ponerse el uniforme, ver a los amigos y hermanos llegar, platicar de lo sucedido en la semana, reír a la primera provocación, es una actividad inigualable. Y si en el inter jugamos fútbol, pues que mejor!

Por esto es que culpo a mis amigos y hermanos por esta nueva y ultima lesión. Me puede mas tratar de sumar en pos de un logro en conjunto que pensar en mi bienestar físico. 

Mi esposa ha dicho dos verdades categóricas: "a todo te entregas al 100%" y "ahora te toca jugar con tus hijos". Si, creo que todos tenemos razón. 

El pie duele, mucho, pero más duele el ego. A unos días de llegar a los desequilibrantes 36 años me doy cuenta que no soy lo suficientemente viejo para dejar de jugar pero, sin duda y comprobado, ya no soy lo suficientemente joven para hacerlo. 

Sirva este texto para defender a todos los caídos en la batalla futbolística que, sin duda, deberíamos ser tratados como héroes de guerra. Entendemos lo que es la labor de equipo, la solidaridad, el esfuerzo, el sacrificio, la amistad, que somos tan fuertes como el mas débil... y muchas cosas más. 

Para el final:

Para ustedes, Profe Capi Rabia. 

Rabia.

lunes, 25 de abril de 2011

Santisima Semana (s)

Lunes 25 de abril. Termino la Semana Santa.

Pero vayamonos más atrás, al viernes 15 de abril en el que, una vez mas, tratando de demostrarle a la vida que esta equivocada y que un tipon como yo, "sano", a los 35.9 años de edad, pude jugar fútbol a un altísimo nivel, me fracture un pie.

Ni Andrés Guardado (bueno, creo que si) puede presumir dos lesiones en dos años. Ok, no es presunción pero es la realidad. Ligamento cruzado anterior de pierna izquierda hace dos años. Hoy, fractura de metatarso. Motivos suficientes para decirle a la vida: ok, tienes razón, ya no estamos para esas.

El caso es que ese viernes, con el dolor en el pie, con miedo en la garganta y lagrimas en los ojos, supe que la pasaría mal, de nuevo; y conmigo, mis cómplices.

Y no estaba lejos de tener razón. En puerta estaba la Semana Santa que, si bien no se había planeado nada extraordinario, un cojo inútil vendría a darle en la Santisima Madre (recordar que son días santos) a la vacación.

Lo que nadie sabia era que si algo me distingue es el buen ánimo y espíritu de lucha y trate, por todos los medios, de que las cosas salieran bien... y lo logramos. Lo logramos la Unfollower, los Mijos y el inútil cojo que tienen como esposo y padre respectivamente.

Primera parada: la granja del tío Pepe. Entre tantos Pepes me pregunte si no había una granga del sobrino Benito, digo, para darle un giro al nombre. El caso es que la dichosa granja no era lo suficientemente grande e imposible para vencer mi ilusión de ver a los Mijos alimentar a cuanto animal se exhibía. Vacas, cabras, conejos, burros, pollos, gallinas, borregos, una granja en forma pues.

Viernes. A casa de la tia Isabel. Mas lejos que la granja pero igual de divertida y sin tantos animales. "Pata rota? que importa, préndente el carbon, no? es que nunca he encendido este asador, todos los invitados lo han hecho". Mira nada mas, pensé, que ovoides tan azules. Como maestro carbonero que soy, encendí el fogón. La tarde fue buena, alberca para los menores, chelas y rica comida para los mayores.

Sábado de Gloria. Casa!!!! por fin, un respiro para este cojo inútil. Ok, no. Asador, carnita asada, globos de agua, en fin, acapulco en el jardín. Yo, haciendo y tratando de hacer todo desde una silla. Pude hacer poco, pero la imagen de los hijos de su madre corriendo por todos lados, en el jardín, en la calle, rindo, llorando, quejandose, me dio luz para entender que esa casa había sido el mejor regalo que Dios me había dado para ellos.

Domingo de resurreccion. Tempranito bañado y trabajando para resurgir. Paseo en carro por la Colonia Condesa, por el segundo piso del periférico y en la tarde en casa del abuelo para festejar su cumpleaños. Jugaba el Atlante, ese glorioso equipo el cual mi padre ama, contra las pobres Aguilas del America. Se acerca el Mijo con el abuelo y éste le dice: "Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, el Atlante es su padre y si no, chinguen a su madre...". Me quede helado al saber que los castos oídos del Mijo escuchaban semejante peladez. Sin embargo, su respuesta fue la de un maestro, es decir, de su papá: "y si no, que le vayan a Pumas!"

Asi fue esta Semana Santa que, hace dos semanas se veía sumamente oscura y hoy puedo decir lo que siempre he dicho, la actitud y el optimismo sacan adelante cualquier situación, por complicada que parezca.

Para el final.

Esta vacación no hubiera sido nada sin el entusiasmo de la Unfollower y las risas de los Mijos. Gracias a ellos que soportaron al cojo inútil.

Desde el fondo del corazón y desde el hemisferio izquierdo del cerebro, agradezco y me despido, adiós y gracias Impostores, adiós y gracias Galacticos, adiós y gracias canchas.

Rabia.

jueves, 10 de marzo de 2011

Mi nuevo amigo Dylan.


Se necesita solo un motivo para generar un lazo y pasarla bien, y tal vez tener 4 años.

Ixtapa Zihuatanejo, marzo 2011. Emiliano con un par cubetas y de palas comenzó a construir su primer castillo de arena al lado de su papá. No pasaron mas de 10 minuto cuando el papá se vio solo construyendo el supuesto y maltrecho castillo de arena, el primero también para él.

De vez en vez el papá levantaba la vista para ubicar a su hijo y la imagen fue la de siempre, la de un pequeño niño de cuatro años corriendo entre las olas con un nuevo amigo que, según el papá, era huésped también.

El tiempo pasó y quedó listo el supuesto castillo de arena, con todo y su río, y fue entonces cuando ese par de cervatillos regresaron a ver la obra maestra.

Cómo se llama tu amigo? – Dylan, papá.

Así comencé un dialogo interrumpido varias veces porque burlar una ola de mar siempre será mejor que charlar con un adulto.

Dylan no era huésped, es hijo, el segundo de tres, de una trabajadora mujer que se dedica a realizar trencitas y tatuajes en la playa, de hotel en hotel, y de un taxista de la zona de Ixtapa. Va al kinder, no a la escuela ya que esa es “para grandes” y él solo tiene 4 años, pero ese día no había ido por tener gripa. Dicho sea de paso, tampoco fue al siguiente día, pero ese es otro cantar.

Emiliano y Dylan corrieron por toda la inmensa playa, construyeron ríos de mar, castillos maltrechos de arena, compartieron juguetes, incluso descubrieron medusas muertas en la playa y unos animalitos que tuve a bien llamar cucarachas de mar. Seguramente no se llaman así, pero ante tal publico no podía contestar “no sé”.

Dylan y Emiliano, dos tipos que no saben de diferencias, de separaciones, de ricos y pobres, de ninguna estupidez creada por adultos y que nos demostraron que con un poco de mar y muchas ganas de pasarla bien, la gente es igual en todos lados.

Prejuicios, tan dañinos como la envidia, ¿cómo quitarlos de nuestras mentes?, ¿cómo hacer que esos niños no los aprendan? Este país, se ha dicho hasta el cansancio (a mi ya me cansó), es diverso y en esa diversidad tendría que estar nuestra fortaleza y no la triste debilidad que día a día nos divide y polariza.

Ojalá que Emiliano y Dylan se encuentren adelante y vuelvan a jugar como lo hicieron hoy, solo pensando que son dos personas con una idea en común: es mejor sumar que restar.



Rabia.

Para el final:

Debo crónica de los Impostores, lo sé, pero ahora la responsable fue mi suegra que, gracias a Dios, esta sana y salva.

jueves, 24 de febrero de 2011

Algo de mi (2a entrega)




La UNAM, el siguiente paso. Si, estudié como cualquier otra persona, la que sea, cualquiera estudiaba más que yo, para ingresar a la UNAM. Sueño compartido de varios, mi papá, mi mamá, mis amigos. Pasé el exámen y dicen mis fuentes que mi padre saltó de emoción, como si supiera lo que sucedería ahí, como si estuviera cierto que ahí estaba el amor de mi vida y sus nietos. Porque eso fue lo más importante que me dio la UNAM, conocer a esa mujer que se convirtió en mi novia solamente por 9 años y después mi esposa y madre de mis hijos.
 La idea era graduarme, como Ingeniero Industrial, rimbombante titulo, lo sé. No se pudo, pero que demonios, aprendí otras cosas como jugar frontón con un entrañable amigo, Raúl Peña, que a la postre sería mi mejor alumno en ese y otros deportes; aprendí a organizar un Congreso de Finanzas Empresariales, el primero de la Facultad, en medio de la huelga más absurda que yo tenga recuerdo. La grandeza de esa institución y el empeño de todos los organizadores hicieron que el Congreso fuera un éxito, a pesar de que el primer orador no llegó. Raúl, recuerdas nuestras caras? No sabíamos que hacer, salí volando a casa de mi papá por una computadora para poder proyectar. En fin, todo salió bien.   
“No voy a regalar puntos, así hayan puesto 1 - 1 = 1…” dijo la maravillosa Leda Speziale de Guzmán, maestra de geometría analítica. Y no, no le dio ese punto a mi novia. Sacó 59 y tuvo que irse a segunda vuelta. Que risa. Perdón por el balconeo esposa.   
Difícil entender y más explicar porque no pude mentalmente con la carrera, el caso es que no pude más y me fui de mi amada UNAM.
A trabajar, no había de otra. Comencé a hacerlo pero siempre con la meta de terminar la carrera, una carrera. Me preparé para entrar al ITAM y lo logré. No fue sencillo, fue muy tenso todo, tuve mucho miedo de no poder. Pude con casi todo, menos con una pequeña piedra y con un nivel de intolerancia importante. No entro en detalles, pero Economía III me destinó al siguiente madrazo de vida. Ahora que lo pienso, creo que por eso no me he peleado con nadie, los madrazos que me he dado han sido suficientes. 
Ahí estaba yo, parado enfrente de la lista en la que se leía NA. Troné la materia y con ella mi estancia en ese Instituto. Comparto con ustedes el sentimiento de soledad de ese momento. No lo podía creer, acreditar más del 65% de las materias, tener un promedio aceptable y no poder seguir por una materia.   
“Tengo dos opciones: dedicarme a trabajar muy duro durante muchos años sin aspirar a crecer y tener lo que uno sueña o, alzar la mirada y seguir luchando por ello…” Literal, eso es lo que pensé en ese pasillo solitario.
El primer paso difícil, decirle a mi papá. Recuerdo haber ofrecido disculpas, le agradecí todo el apoyo y le dije que de ahí en adelante iba solo. CUMDES, Tec de Monterrey, ideas locas, de todo hice en poco tiempo para poder seguir con mi idea de tener un título universitario que me diera la oportunidad de crecer.   
Llegué al estacionamiento de la UVM campus Tlalpan. Llore contigo, tenía mucho miedo. Entré sin saber a donde ir. Dos chavos, que nunca supieron la ayuda que me dieron, me dijeron “hola amigo, ¿que buscas?” -  “Informes por favor” - “Ven, te llevamos”. Me sentí bien recibido por dos personas que no tenía idea de quienes eran. Algo me hizo saber que ahí tenía que ser. Me enteré que había un campus en San Angel y me fui para allá. Pasé los exámenes de admisión y surgió otro problema: ¿como la iba a pagar?   Una persona, dos en realidad, ayudaron: Manolo Fernández y su hermana. Me compraron el equipo fotográfico para poder pagar la inscripción y la primera colegiatura.
Me llamaron de Iké Asistencia para reportarme a trabajar. Así comenzó mi historia en esta gran empresa. Trabajaba de domingo a viernes y asistía a la Universidad de lunes a sábado. No había día de descanso. Esa era la única alternativa y surgió mi lema de “no hay opción”. Acredité materias como podía. Quería casarme y no tenía mucho más tiempo. El último año solo acredité 20 materias y lo logré, termine la licenciatura, casado, trabajando y esperando al primer hijo, al Mijo.   
Mis papás nunca supieron como me educarían, como dije en la pasada entrega, pero ni ellos ni la vida se equivocaron. Se pudo, lo logré, lo logramos, así que por favor, nunca vengan a decirme: “es que no se puede”, “es que es complicado”… Si, es complicado, pero si se puede.   
Gracias Gabriela, gracias Martha, gracias Enrique, gracias Juan Manuel, gracias Marco. Su confianza y presencia en esos tiempos fue determinante para lograrlo. Obvio, gracias Dios.


Rabia.   


Para el final: No, no hay opción, ok? 


La siguiente entrega, la primera crónica de Mis Impostores del Norte A.C.

jueves, 17 de febrero de 2011

Algo de mi (1a entrega)

Siempre he pensado que nunca supieron como educarme. Y no es reclamo, pero mi paso por diferentes instituciones me hace pensar que mis jefes no entendían muy bien que hacer conmigo, y no los culpo, hoy creo que en casa tampoco saben que hacer conmigo.

Comencé en sistema Montessori. Solo el primer año de primaria estuve ahí y lo único que recuerdo es que ahí aprendí a pelear. Un amigo y yo nos agarrábamos a chingadazos a la hora del recreo, a eso “jugábamos”. Si, siempre me reventaba la madre… y corrijo, no aprendí a pelear, al contrario, aprendí a darle la vuelta a los madrazos.

Emigré de casa y de escuela. Llegué al Guadalupe Victoria, escuela pública. Grandes recuerdos en segundo y tercero de primaria. Jugar fut con el Tupper de mi madre con servilletas dentro para que pesara más; fut americano con suéteres amarrados; canicas en el fondo del patio. Es hasta ahora que se entiende lo fácil que es pasarla bien sin tantas cosas (aunque mi madre se encabronaba fuerte por el estado del Tupper. Tema para otro escrito).

Me hice niño bien y me fui al Colegio Madrid. Cuarto, quinto, sexto y primero de secundaria. Si bien es cierto la salida fue catastrófica, debo decir que viví grandes cosas. Una escuela gigante, con cancha de fut, con auditorio que, en aquel entonces, lo veía enorme, y más cuando canté “25 de diciembre, la la la…” enfrente de mis papás. No olvidaré mis recreos en los que iba a ver a mi hermano en el Kinder. El destino decidió que no siguiera más ahí. Dolió, confundió, pero me dio la oportunidad de crecer.

El Colegio Tepeyac del Valle. “Ahí aceptan reprobados?” preguntó mi mamá cuando llamó. “No señora, aquí le damos la oportunidad a todos”, le contestaron. No puedo decir poco de lo que viví en esa escuela… con solo recordar lo que hoy tengo de ahí me emociono. Moy, Pacheco, Miss Tere, Miss Lupita, Trujillo, Pepe Lupe; Fernández, Andrade, Tovar, Espinoza, Martínez, López, Sosa, Aiza… apellidos y nombres de personas que afinaron mi vida, que compartieron mis mas grandes desmadres en la escuela, grandes cómplices todos ellos. Millones de recuerdos. Algún día tendré que hacer un texto, o más, de lo que ahí viví.

La prepa. “Papá, quiero cambiarme de escuela, quiero ir al CUM”. Chale, no sabía lo que decía. Mi Pa no lo pensó dos veces y madres, a estudiar como erudito para el exámen de admisión. Eso no fue nada comparado con lo que debía estudiar ya dentro de tan prestigiada institución académica. Ojo con el verbo “debía”, porque nunca estudié como debía, pero por obra y gracia del Señor, Marcelino Champagnat y la Virgen de Guadalupe, terminé con un honroso 7.04 de promedio, suficiente para llegar a la UNAM.

La UNAM, el ITAM, la UVM estarán en el siguiente escrito, no quiero aburrirlos más. Solo digo que la UNAM le dio total significado a mi vida, me dio la oportunidad de concretar lo que siempre soñé. Si Gabriela, la UNAM eres tu y ahora ellos.

Rabia.

Para el final: Bendito el Señor, Marcelino Champagnat y la Virgen de Guadalupe, Carmen Aristegui regresa al radio por el “bien” de todos… o no.

jueves, 10 de febrero de 2011

Los recuerdos de nuestra niñez... (para ti Daniel)

Ayer llego una noticia de esas que hacen sacudir los sentimientos, que hacen recordar lo que fue y lo que no pudo ser. Se fue un amigo de la infancia, se fue sin saber que lo recordaba bien.

"Los recuerdos de nuestra niñez..." decía el himno del Colegio Madrid. Lo cantaba con mucho gusto, con esa emoción que regularmente me invade cuando hago algo que me llena el alma. Estuve solo 4 años, importantes en mi vida, definitorios incluso.

Salté de una escuela pública, El Guadalupe Victoria, a una escuela particular. Mi papá era vocal o algo por el estilo y así es que llegue a ese Colegio, así conocí gente valiosa, amigos que recuerdo, con los que no pude vivir más cosas pero sin embargo vivi algunas buenas experiencias.

Juan Carlos Salazar, Giovanni Sades, Juan Carlos Amorrortu, Ares Zenteno, Sandro, Anel Punzo, Toño Rosique, Janito, Ana Laura Pascual... y Daniel Ordoñez, que hoy esta allá arriba disfrutando de la música mas bella de todas. Todos esos nombres y otros dieron sentido al significado de amistad, ellos fueron mis primeros amigos y hoy uno de ellos ya no esta entre nosotros.

Vaya este breve texto para ti Daniel que te adelantaste, que me hiciste traer esos recuerdos de nuestra niñez...




Rabia.

jueves, 3 de febrero de 2011

Repartición de culpas.

Como un ciudadano más de este aun hermoso País es que escribo. No es mi intención ofenderte, si expresar mi pensar sobre tu actuar.

Comenzaré declarando que soy un crítico de Felipe y su administración. Podré tener razón o no, pero la pasión y las ganas de que las cosas fueran diferentes en este México me llevan a veces a expresar ideas que pueden ser erróneas. Lo acepto.

Hace algunos días, el monero Eduardo del Rio, Rius, hizo responsable a Felipe por todas las muertes de esta "guerra" contra el narco. No Rius, eso sería irreal y simplista.

La responsabilidad esta en ti, si, en ti que dices "porque no un churrito de mota?, no pasa nada y es cool...".

Irónico es que cadenas vayan y cadenas vengan invitandonos a apagar la luz unos minutos para castigar al gobierno, que apaguemos los celulares para castigar a la empresas de telefonía, incluso que no viajemos o consumamos productos de Arizona para castigar a la Gobernadora xenofóbica (como si superamos que carajos consumimos que se fabrique en ese Estado). Queda claro que la intención de estas fallidas cadenas buscan pegarle al gobierno, a ese empresario que nos cobra el servicio de telefonía bastante mas caro que en otro lados del mundo, o a un gobierno extranjero que promulgo una ley discriminatoria.

Ahora, ¿alguien ha recibido una cadena invitandonos a no consumir drogas para pegarle al narcotraficante? No recuerdo.

Ese es mi punto. El negocio lo hacen los consumidores y tendría que estar ahí la estrategia para debilitar a esos comerciantes de drogas, pero no, es mas sencillo esperar que Felipe y su sarta de funcionarios metan a la carcel a cuanto malandrín puedan.

Es como pensar que metiendo a todos tenderos a la cárcel terminaremos con la obesidad!!!! Mientras afuera haya quienes busquen una Coca Cola, habrá quien se las produzca y quien se las venda.

A ti quisiera decirte que si, Felipe tiene muchas debilidades y que su estrategia, que no puede echar para atrás, ha sido errónea e insuficiente. Contra la estructura delictiva que representa el negocio del trafico y venta de drogas, no habrá Estado que pueda mientras tu, sin pensar más, enciendes tu carrujo de mota o te echas una linea de coca.

La estrategia esta en otros frentes, en la estructura social, en la rehabilitación de aquellos adictos y en la conciencia de los que se drogan para "pasarla bien".

Si me lees y te sientes ofendido o agredido, discúlpame. Escribo con ganas de que las cosas cambien en este país, con ganas de volver a escuchar que la noticia del día fue otra que no sea una matanza... otra.

Rabia

domingo, 23 de enero de 2011

"Les guste o no les guste..."

"Les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre, el Atlante es su padre, y si no, chinguen a su madre!"

No es que mi papá se la pasara gritando eso por la casa, pero esa frase me liga a él y a su amado Atlante.

Mi papá, tipo interesante, brillante, trabajador, materia para un libro. Atlantista desde siempre, creyente en Dios, en la Virgen de Guadalupe y en sus prietitos del Atlante. Ese señor fue el que me comenzó a mostrar el mundo del fútbol.

Este texto no pretende ser exacto en las fechas ni mucho menos, solo plasmar recuerdos, inciertos algunos de ellos, y compartirlos con ustedes.

Estudiaba yo en la primaria Guadalupe Victoria. Estaría en segundo o tercero de primaria cuando un día pasó por mi, elegantemente vestido con un traje café en su Malibú. "A donde vamos pá?" -pregunté- "A ver al Atlante..." Ese es mi primer recuerdo del tan querido equipo. Llegamos al estadio de la Ciudad de los Deportes (no recuerdo que se llamara Estadio Azulgrana), no había mucha gente, pero si muchos aficionados amantes de su equipo. Así comenzó el fútbol en mi vida.

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"A donde va Lavolpe!" dijo molesto mi papá desde el gallinero del Azteca (así le decíamos a la parte superior del estadio). Se jugaba la final Atlante -  Tigres y el portero, Ricardo Antonio, había recorrido casi toda la cancha para reclamarle al árbitro alguna decisión. Ahí estábamos mis hermanas, mi papá y yo. No tengo idea como habrá terminado el partido, el caso es que llegaron a los penales. Tiró uno y otro hasta que Rubén "El Ratón" Ayala falló... No recuerdo ver a un papá enojado ni triste, situación que me impresionó aun más que el Azteca lleno.

Podría seguir con muchos mas recuerdos de mi papá y el fútbol, y lo haré, en otras ocasiones.

Hoy solo me queda agradecer a Dios por ese gran señor que es mi padre y por sus enseñanzas, entre ellas el entendimiento de lo que es el fútbol... y de lo que no es también.

Vaya este texto para él y para el equipo del Pueblo, los queridos Potros de Hierro del Atlante.

Para el final:

No, no soy de Pumas desde la cuna, soy de Pumas desde que supe como se tenía que querer a un equipo.

Rabia.

miércoles, 19 de enero de 2011

Aqui vamos

Crónicas y Capitán Rabia, dos temas generados por un factor, la necesidad de reunir amigos.

Hace un par de años, aproximadamente, decidí reunir a un grupo de personas, no todas ellas conocidas, para integrar un equipo de fútbol, Los Impostores del Norte. La intención no era ganar campeonatos ni convertirme en el ídolo que México esperaba (a los 33 años). No, la intención era jugar futbol y poder soñar con todo eso.

El caso es que estos sujetos, Impostores todos, con personalidades diferentes, con gustos diferentes, con maneras de pensar diferentes, creamos un grupo de amigos que, por mucho, trascenderá y darán cuenta, sin dudarlo, las generaciones que nos siguen.

Comenzó el torneo, nuestro primer torneo, y nos dimos cuenta que alcanzar esos sueños de ser campeones y los ídolos que México esperaba (a los 30´s) sería algo más que complicado. Terminamos, si no mal recuerdo, con dos ganados, uno de ellos gracias a la ausencia del rival. Difícil panorama pintaba en aquel entonces. "Nadie puede soportar perder siempre" me dijo mi papá.

Mi desesperación por mantener unido al grupo fue sacando en mi eso que transmite el mejor amigo del hombre, la Rabia, enfermedad infecciosa viral del sistema nervioso central. Si, de ahí surge el mote de Capitán Rabia, cuyo autor es Francisco Javier Nieto, autor del primer gol del Impostorado, por cierto.

Aunado a esto comenzaron a surgir relatos o crónicas de los partidos de tal modo que pudieramos reirnos de nuestra desgraciada actuación futbolística. Crónicas que iban de lo sublime de un esporádico gol a favor, a lo grotesco de un tipejo de mas de 100 kilogramos tendido sobre la cancha sin poder articular palabra del cansancio físico y moral.

Así pues comenzamos con las Crónicas del Capitán Rabia, que seguramente estarán salpicadas de ironía, humor, amor y amistad... y claro, rabia.

Capi Rabia.